22 noviembre, 2019

La Iglesia Es Un Profeta

La Iglesia Es Un Profeta

LA IGLESIA ES UN PROFETA

Esta enseñanza es muy importante, porque si no sabemos lo que Dios desea, ciertamente no podremos ser lo que Dios desea.

Pero cuando reconocemos que la prioridad de Dios es la Iglesia, toda la historia tiene sentido.

En Efesios 4: 11-12 dice, «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo«.

El constituyo estos ministerios para esto.

Hoy trataremos particularmente con la función del profeta, porque hemos dicho que la Iglesia es un profeta.

La función del profeta ha sido casi invariablemente la de restaurar (recuperar).

Esto implica que su trabajo está relacionado con algo perdido.

Por tanto, el estado dominante del profeta era la insatisfacción.

No nos sorprende, entonces, por qué era un hombre impopular

El, como Jeremías, fue echado por su propia familia.

Algo del propósito original se ha perdido.

Las cosas habían cambiado del propósito original de Dios, y el profeta se para contra la corriente, contra este viento prevaleciente que lo quiere separar de Dios.

Así que esta en un estado de insatisfacción. Ya que la gente no está dispuesta a ir por el camino estrecho de Dios, el profeta no era un hombre popular.

Pero el hecho que no fuera popular no era evidencia que estuviera equivocado o que no fuera necesario.

Ahora, si es verdad que este ministerio profético está relacionado con la necesidad de la restauración del pleno pensamiento de Dios en su pueblo,

con seguridad que éste es el tiempo de tal necesidad.

Pero tengamos bien claro lo que estamos hablando.

Cuando hablamos de ministerio profético, encuentras gente que está gobernada con cierta mentalidad asociada con lo que se llama profecía.

Inmediatamente lo relacionan el término «profético» con incidentes, pronósticos, fechas, etc…basándose principalmente en lo futuro.

Piensan instantáneamente en el elemento predictivo, y la tragedia es que ellos limitan toda su función.

Debido al valor real de lo que está delante de nosotros hoy, en este tema de la Iglesia como profeta, debemos quitar de nuestras mentes esta idea limitada.

La predicción es sólo un aspecto.

El ministerio profético es algo más extenso que lo predictivo.

La función profética va más allá de lo meramente predictivo,

el ministerio profético es el ministerio de la interpretación espiritual.

Dejemos que esto penetre en nuestros corazones y espíritus.

Es la interpretación de todo, desde un punto de vista espiritual.

Nunca ha habido un tiempo con tanta necesidad como ahora para tal ministerio.

Esto es, la necesidad de una voz de interpretación – una voz espiritual que interprete las cosas desde un punto de vista espiritual.

Millones están engañados hoy, ya que la palabra de Dios está siendo interpretada desde un punto carnal, donde los hombres han tomado las Escrituras y la han torcido en mentiras escandalosas.

Escuché a un hombre cuando estaba tratando con el enfoque de la prosperidad y el dinero en el Evangelio.

Tiene que haber una voz en este tiempo que nos vuelva a lo espiritual.

el ministerio profético real actualmente en la tierra, está cerca de una bancarrota.

Y yo creo que esto es un total cumplimiento de la profecía en Amós cuando dijo que en estos últimos días iba haber hambre en la tierra. No hambre de pan y agua, sino hambre de oír la palabra de Dios.

He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. Amós 8:11

El libro de Hechos 13: 27, habla que no oían la voz de los profetas.

Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle.

Esto significa que, cada sábado, 8 horas al día, se paraban y escuchaban el Antiguo Testamento siendo leído; sin embargo, la Palabra nos dice que nunca oyeron lo que fue dicho.

Este es el hambre que tenemos hoy.

La palabra de Dios ha sido rebajada al nivel de una mente carnal, y hoy estamos muy cerca a una ruina de la interpretación espiritual, una voz que interprete la mente de Dios al pueblo.

La gran necesidad de nuestro tiempo, es la mente de Dios acerca de nuestra situación presente, que sea traída primero a la Iglesia, luego hacia afuera a través de ella.

Yo deseo que esto ocurra en ti.

Quiero que esto ocurra aquí para que tú y yo seamos los instrumentos para llevar esto a los que están afuera, reconociendo que, el ministerio profético debe mantener las cosas en relación al pensamiento pleno de Dios.

Encontramos entonces, que los profetas se levantaron como una reacción de Dios hacia el curso y corriente de las cosas entre el mismo pueblo.

Ellos se levantaron para hacer volver, para redeclarar y para hacer un repronunciamiento de la mente de Dios.

Los profetas se pararon en medio de la corriente como una roca.

El curso de la corriente pasó sobre ellos.

Ellos desafiaron y resistieron este curso, y su presencia en medio de esta corriente, representaba la mente de Dios contra el curso prevaleciente de las cosas.

El profeta era un hombre odiado; él es un hombre odiado hoy.

Dejemos que se levante un hombre y comience a hablar sobre esta imitación que es tan prevaleciente,

este ecumenismo que quiere poner a la Iglesia bajo el Papa, este horrible mal que hace que la Iglesia sea una mezcla de todo,

esta voz del mal que puede decir a millones que Dios no está interesado en lo que tú crees, y que sólo está interesado en tu corazón.

Esto es blasfemia, esto es total blasfemia.

Esta voz que hace del hombre un dios, que glorifica a la criatura más que a su Creador.

Tiene que haber un repronunciamiento de este Libro desde el punto de vista espiritual.

El profeta del Antiguo Testamento, usualmente venía a su ministerio en un tiempo cuando las cosas estaban mal espiritualmente, y hablaba de acuerdo a la mente de Dios.

Aquí, entonces, el ministerio profético se relaciona con esto:

El propósito original y principal de Dios en y a través de Su pueblo.

Esta es la razón por la cual el título de esta enseñanza es: La Iglesia es un profeta.

La función profética significa exacta conformidad a los pensamientos de Dios.

El ministerio profético ungido trae un toque de la mano de Dios.

Esto significa que somos llevados a un lugar de conocimiento espiritual de Dios, a un lugar del cielo abierto.

Tú no puedes bajo ningún punto, comprometer tus convicciones, o descuidarte, o desviarte.

Para esto Dios te ha llamado al santo ministerio, para ser este vaso a través del cual Dios pueda manifestarse a sí mismo.

Y esto lo debes solucionar, ahora, para ser esta persona, para ser esta voz; tú no puedes ser una persona que cede por cualquier conveniencia, que se desvía de lo que le ha sido mostrado a su corazón.

Pablo dice de Moisés el profeta, «Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo» (Hebreos 3: 5).

La fidelidad de Moisés es vista en la manera que él era gobernado exactamente por lo que Dios decía.

Tú conoces los últimos capítulos del libro de Exodo, mencionados una y otra vez por toda la palabra de Dios, que habla de que Moisés hizo todo como el Señor le mandó que hiciera.

Todo fue hecho como Dios lo dijo.

A través de todo el sistema en el que Moisés fue levantado para establecer, él fue exacto, al detalle.

Sabemos, por supuesto, que Dios tenía a Cristo en la mira.

Este sistema que Moisés instituyó fue una representación de Cristo desde lo más mínimo.

Cada detalle entonces debe ser exacto. No cometas errores sobre esto.

Es un camino costoso. Tú no puedes tener revelación y seguirla teniendo, y al mismo tiempo ser descuidado sobre los detalles.

Nosotros no somos gobernados por la diplomacia, lo correctamente político o la opinión pública.

Somos gobernados por lo que el Señor ha dicho a nuestros corazones por revelación de acuerdo a Su propósito; este es el ministerio profético.

Los profetas no eran hombres que se acomodaban a algo porque les convenía.

Este ministerio profético es un ministerio de completa fidelidad a los pensamientos de Dios.

Es un ministerio de exactitud, y la razón para esto es que es Cristo el que está en la mira.

La última declaración en Apocalipsis 19: 10 lo resume todo.

…Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

Reúne en una sola oración el ministerio profético de principio a fin.

el ministerio público de Jesús comenzó cuando se dijo que la simiente de la mujer iba a herir la cabeza de la serpiente.

Sólo fija en tu mente que el ministerio profético comenzó con esta declaración,

entonces, exactamente desde ahí, se reúne todo hasta el final del Apocalipsis en este pensamiento, «el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía«.

Este es el espíritu de profecía del principio al fin, y es que todo apunta hacia el «testimonio de Jesús».

En todo su recorrido era el Señor Jesucristo el que estaba en la mira, un Cristo pleno y total. «y él mismo constituyó a algunos profetas…hasta que todos lleguemos…a la plenitud de Cristo«.

La Iglesia, el nuevo hombre, es la plenitud de la medida de la estatura de Cristo.

Entonces vemos que El constituyó profetas para este fin.

Este es el ministerio profético; este es el fin; y Dios nunca puede estar satisfecho con algo menos que la plenitud de su Hijo representado por la Iglesia.

Quiero que esto cale de manera muy profunda dentro de tí.

debe estar tan indeleblemente grabado en cada célula de tu cerebro, para que comprendas que esto es lo más importante para Dios, y que Dios no acepta ningún substituto.

Como colaborador de Dios, será tu trabajo llevar a tus discípulos a esto que Dios está buscando.

Si abres una iglesia, entonces va a ser tu trabajo ver que esta Iglesia sea hecha conforme al patrón de Dios.

La Iglesia debe ser la plenitud de Él, un hombre maduro, esta es la Iglesia.

Entonces el ministerio profético es esto: la plenitud de Cristo, Cristo primero, Cristo último, Cristo en general y Cristo en detalle.

Esta es la Iglesia, por lo tanto, la Iglesia es un profeta.

Cuando yo digo esto no me estoy refiriendo en los términos de apóstoles y profetas como oficios, sino como una función vital.

El vaso debe de ser esto, y esto debe justificar la existencia del vaso.

Entiende cuidadosamente que hay una verdad aquí. Hablamos de la Iglesia como un profeta.

Donde sea que veas la Iglesia ves a Cristo. En todo momento donde veas la Iglesia verás a Cristo; debe ser así en su totalidad.

Estamos hablando acerca de la Iglesia como un profeta, y el ministerio profético es el Espíritu de Cristo.

El testimonio de la profecía, es el espíritu de la profecía, es el testimonio de Jesús.

La Biblia dice que si un profeta profetiza una cosa que Dios no dijo, este profeta morirá. Hay muchos allá afuera que siguen profetizando, pero están muertos.

Han dicho, «Dios dice», y Dios no lo dijo; no ocurrió, no era de Dios, están muertos.

La Iglesia como un vaso del ministerio profético, ¿qué es lo que debe hacer? Expresar a Cristo.

Expresar otra cosa fuera de esto, significa muerte.

Estamos aquí por el Espíritu Santo, individualmente y colectivamente.

¿Cuál es el espíritu de nuestra profecía o testimonio, individual y colectivamente?

En otras palabras, ¿qué ve la gente cuando ve a la Iglesia de hoy en día,

¿Qué tal tú individualmente? ¿Cuál es el espíritu de tu profecía? ¿Es el testimonio de Jesús?

¿Sabes lo que se dijo de los cristianos de Antioquía?

Dijeron que se sabía que ellos habían estado con Cristo. Este es ministerio profético.

Cuando tú ves a la Iglesia hoy, y no es el testimonio de Jesús, entonces esta Iglesia está diciendo la cosa equivocada, está profetizando la cosa equivocada,

¿es una sorpresa entonces que esté muerta? ¡Es un profeta falso!

Está diciendo lo que está equivocado. El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús.

La Iglesia, el cuerpo de Cristo, debería en todo momento ser anunciadora; como individuos, en nuestros trabajos y colegios, y colectivamente, reuniéndonos, lo único que debería ser visto ahí es Cristo.

Este debería ser el espíritu de nuestra profecía, debería ser el testimonio de Jesús.

En tu trabajo, colegio, familia, todo lo que tiene que ver con nosotros debería ser así.

Este es el espíritu de nuestra profecía, el testimonio de Jesús, que cuando nos vean a nosotros vean a Cristo.

Y cuando corporalmente se reúnan en la Iglesia, que sea a Cristo y no a hombres los que vean.

Este es el espíritu de la profecía.

Necesitamos de la interpretación espiritual.

El único motivo por el cual estamos aquí debería ser que interpretemos a Cristo a este mundo.

Por consiguiente, debemos avanzar en todo momento hacia esto que Dios dijo es la Iglesia: es Cristo manifestado a través de este cuerpo espiritual llamado la Iglesia.

Cuenta un artículo, cómo en los años de Spurgeon y José Procter, que eran predicadores contemporáneos en Londres en este tiempo, que un congresista de América viajó a Londres por trabajo; él tenía un muy buen amigo en el parlamento del Imperio Británico, ambos eran cristianos y visitaron la iglesia el domingo por la mañana; el parlamentario inglés llevó al americano a escuchar a José Procter, que, como Pablo, tenía que ser uno de los grandes lingüistas de todos los tiempos. El señor Procter tenía que ser uno de los grandes predicadores que hayan vivido. Ellos escucharon a este gran predicador esta mañana, y cuando salieron de la Iglesia, el inglés le preguntó al americano qué pensaba. Este dijo: «Es, sin duda, el predicador más grande que vive en la actualidad. Ciertamente el más grande que haya escuchado». Esa misma noche visitaron el gran Tabernáculo Metropolitano y escucharon al señor Spurgeon. Cuando salieron, el inglés le preguntó a su amigo americano, «¿Qué piensas?», y el americano llorando dijo, «él es el más grande Cristo que haya tenido la oportunidad de ver». Este es el espíritu de la profecía. Este es el testimonio de Jesús.

no es el hombre talentoso, el hombre poderoso, la gran Iglesia, el gran coro, pero si la gente sale reconociendo que hemos estado con Cristo, entonces este es nuestro espíritu de profecía.

Cualquier otra cosa es una mentira. Y si tú eres un mentiroso, porque hablas de tu propio corazón, tú tienes que morir.

Cuando las personas salen de la Iglesia, si todo lo que pueden decir, es que, «él fue un gran predicador», entonces el espíritu de esta profecía es falso, y de acuerdo a la palabra de Dios, esta Iglesia tiene que morir.

La Iglesia es un profeta; grábate esto en la mente cuando edifiques esta Iglesia. No importa lo que tú digas u otros digan de la Iglesia, sino lo que ella es en verdad; y esto determina si esta Iglesia es aceptada por Dios o no.