QUE ES UN AVIVAMIENTO

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CONFERENCIA I
QUE ES UN AVIVAMIENTO

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia. Hab. 3:2

Se supone que el profeta Habacuc era contemporáneo de Jeremías, y esta profecía fue pronunciada con anticipación a la cautividad de Babilonia. Viendo los juicios que con rapidez vendrían sobre su nación, el alma del profeta fue forzada a una agonía, y clama en su angustia: «Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer. En la ira acuérdate de la misericordia» Como si dijera: «Oh, Jehová que tus juicios no causen desolación en Israel. En medio de estos tiempos terribles, que tus juicios sean los medios para revivir la religión entre nosotros; en la ira acuérdate de la misericordia».
La religión es el deber del hombre. Es algo que el hombre debe hacer. Consiste en obedecer a Dios con y desde el corazón. Es deber del hombre. Es cierto que Dios lo induce a cumplir. Influye en él por medio de su Espíritu, debido a su gran maldad y resistencia del hombre a obedecer. Si no fuera necesario que Dios influenciara a los hombres; si los hombres estuvieran dispuestos a obedecer a Dios, no habría ninguna necesidad de orar «Oh Jehová, aviva tu obra». La base de la necesidad para tal oración es que los hombres están completamente indispuestos a obedecer, y a menos que Dios interponga la influencia de su Espíritu, ningún hombre en la tierra obedecería jamás los mandamientos de Dios.
Un «avivamiento» presupone una declinación. Casi toda la religión en el mundo ha sido producida por avivamientos. Dios ha visto la necesidad de tomar ventaja de la excitabilidad que existe en la humanidad para producir emociones poderosas entre ellos, antes de que pueda llevarlos a obedecer. Los hombres son tan espiritualmente perezosos, hay tantas cosas que desvían sus mentes de lo espiritual, y se oponen a la influencia del Evangelio, por lo cual es necesario elevar el entusiasmo entre ellos, hasta que la ola se levante tan alta como para arrasar los obstáculos.
Deben estar tan entusiasmados como para romper estas influencias contrarias (la idolatría, el escepticismo, el materialismo, la política, los deportes o cualquier afición o preferencia que lo controla). No es que la religión verdadera consista solamente en experiencias conmovedoras., No obstante, los deseos carnales, los apetitos y la sensualidad obstruyen la religión. La voluntad está, en un sentido, esclavizada por los deseos carnales y mundanos. De ahí que es necesario que Dios utilice avivamientos para despertar en los hombres un sentimiento de culpa y peligro, y así producir entusiasmo de tal manera que se produzcan suficientes emociones y buenos deseos en oposición al sentimiento carnal y deseo mundano y así librar su voluntad para que obedezca a Dios.
Al repasar la historia de los judíos, se ve que Dios solía mantener la religión entre ellos en ocasiones especiales, en esos avivamientos, había experiencias conmovedoras y la gente volvía al Señor. Y después de haber sido revividos de esa manera, solo pasó un breve lapso de tiempo antes de que muchas influencias contrarias fueran puestas sobre ellos para que la religión declinara, y siga disminuyendo de mal en peor, hasta que Dios, a través de su Espíritu, les convencía del pecado y los reprendía de nuevo., y traía convicción de pecado por su Espíritu y los amonestaba por su providencia, y así ganaba la atención de las masas para el gran asunto de la salvación, como para producir un despertar generalizado de interés religioso, y como consecuencia, un renacimiento de la religión. Entonces las causas contrarias operaban de nuevo, y la religión declinaba, y la nación era arrasada en un torbellino de lujuria, idolatría y orgullo.
De la misma manera existen tan pocos principios en la iglesia actual, tan poca firmeza y estabilidad de propósito, que a menos que los sentimientos religiosos sean despertados y mantenidos exaltados, prevalecerán sentimientos y exaltaciones de ánimos mundanos, contrarios, y los hombres no obedecerán a Dios. Ellos Tienen tan poco conocimiento, y sus principios son tan débiles, que a menos que sean provocados, irán de aquí para allá evadiendo el camino del deber, y no harán nada para promover la gloria de Dios. El estado del mundo es tal, y probablemente será hasta que venga el milenio, que la religión debe ser promovida principalmente por medio de avivamientos. ¿Cuánto tiempo y con qué frecuencia se ha intentado el experimento, para que la iglesia actúe firmemente para Dios, sin estas emociones periódicas? Muchos hombres buenos han supuesto, y aún suponen, que la mejor manera de promover la religión es ir uniformemente con los impíos y juntarlos gradualmente sin elevar los ánimos. Pese a la sensatez de ese razonamiento en abstracto, los hechos demuestran su insignificancia. Si la iglesia estuviese lo suficientemente avanzada en conocimiento, y tuviese la estabilidad suficiente de principio para mantenerse despierta, tal curso serviría. No obstante, lo que pasa actualmente es que la iglesia está durmiendo y hay muchas atracciones mundanas que la contrarrestan, tal que no podrá progresar si no ocurriera algo estimulante. Mientras avanzamos al milenio si el mundo se estableciera en un estado de obediencia a Dios, es probable que estas exaltaciones periódicas de ánimo ya no sean necesarias. Entonces la iglesia estaría iluminada, y serian removidas las causas contrarias, y la iglesia entera estaría en un estado de obediencia habitual y firme a Dios. La iglesia entera se levantaría y tomaría una mente sumisa, y la cultivaría para Dios. Los niños serían entrenados en el camino por el que deben andar, y no habría tales torrentes de mundanalidad, costumbres y codicia para quitar la piedad de la iglesia tan pronto como el entusiasmo de un avivamiento se retira.
Es muy deseable que deba ser así. Es muy deseable que la iglesia deba continuar firmemente en un curso de obediencia sin estas exaltaciones de ánimo. Tales exaltaciones están expuestas para dañar la salud. Nuestro sistema nervioso está tan tensado que cualquier entusiasmo poderoso, si continúa por mucho tiempo, dañaría nuestra salud y nos haría poco aptos para el deber. Si la religión va a tener una influencia en el mundo, no puede ser así; esta religión espasmódica debe ser eliminada. Entonces será innecesaria. Los cristianos no dormirían la mayor parte del tiempo, y de vez en cuando despertarían, se frotarían los ojos, hablarían con enfado, vociferarían por un rato, y luego se volverían a dormir. Si la obediencia a Dios se estableciera, entonces no habrá necesidad de que los ministros se fatiguen y se acaben, por sus esfuerzos de hacer retroceder el diluvio de influencia mundana que se extiende en la iglesia. Pero el estado del mundo cristiano es tal, que el esperar promover la religión sin exaltaciones de entusiasmo es poco realista y absurda. Las grandes exaltaciones políticas de ánimo, y otras emociones mundanas, que agitan la cristiandad, son poco amigables para el cristianismo, y desvían la mente de los intereses del alma.
Ahora estas exaltaciones de ánimo pueden contrarrestarse con excitaciones religiosas. Y hasta que haya un principio religioso en el mundo para suprimir las exaltaciones de otro tipo, es en vano tratar de promover la religión, excepto por exaltaciones contrarias de ánimo o avivamientos. Esto es algo razonable, y es un hecho histórico.
Es poco probable que la religión progrese alguna vez entre las naciones impías excepto a través de la influencia de los avivamientos. El intento es hacerlo ahora a través de la educación, y otros progresos graduales y precavidos. Pero mientras las leyes de la mente permanezcan como son, no puede hacerse de esa manera. Debe haber la provocación suficiente de ánimo para despertar los poderes morales dormidos y hacer retroceder la marea de degradación y pecado. Y precisamente, en la medida en que nuestra propia tierra se aproxima al paganismo, es imposible para Dios o el hombre promover la religión en tal estado de cosas, sino mediante poderosas excitaciones de ánimo o avivamientos.
Esto es evidente por el hecho de que siempre ha sido la forma en que Dios lo ha hecho. Dios no crea estas exaltaciones de ánimo, y escoge ese método para promover la religión por nada o sin ningún motivo. Donde la humanidad está tan renuente de obedecer a Dios, ésta no actuará hasta que esté animada. Por ejemplo, cuántos hay que saben que deben ser religiosos, pero temen que, si se vuelven piadosos, sus compañeros se burlen de ellos. Muchos están casados ​​con ídolos, otros postergan el arrepentimiento, hasta que se ajusten en la vida, o hasta que hayan asegurado algunos intereses mundanos favoritos. Tales personas nunca abandonarán su falsa vergüenza ni renunciarán a sus ambiciosos planes, hasta que estén tan emocionados por un sentimiento de culpa y peligro que ya no puedan ellos mismos contenerlo más.
Estas observaciones están diseñadas sólo como una introducción a la enseñanza. Procederé ahora con el bosquejo principal para mostrar…
I. Lo que no es un avivamiento;
II. Lo que sí es; y
III. Las agencias empleadas en promoverlo.

UN AVIVAMIENTO DE LA RELIGIÓN NO ES UN MILAGRO

1. Un milagro ha sido generalmente definido como una interferencia Divina, dejando de lado o suspendiendo las leyes de la naturaleza. No es un milagro en este sentido. Todas las leyes de la materia y la mente permanecen vigentes. No son suspendidos ni apartados en un avivamiento.
2. No es un milagro según otra definición del término milagro: algo que está por encima de los poderes de la naturaleza. No hay nada en la religión más allá de los poderes ordinarios de la naturaleza. Consiste completamente en el ejercicio correcto de los poderes de la naturaleza. Es solo eso, y nada más. Cuando la humanidad se vuelve religiosa, no están capacitados para poner en práctica esfuerzos que antes no podían hacer. Ellos solo ejercen los poderes que tenían antes de una manera diferente, y los usan para la gloria de Dios.
3. No es un milagro, o dependiente de un milagro, en ningún sentido. Es un resultado puramente filosófico del uso correcto de los medios constituidos, tanto como cualquier otro efecto producido por la aplicación correcta de los medios. Puede haber un milagro entre sus circunstancias, o no puede haber.
Por ejemplo: los apóstoles emplearon milagros, simplemente como un medio por el cual atrajeron la atención para su mensaje, y establecieron la autoridad divina de dicho mensaje. Pero el milagro no fue el avivamiento. El milagro fue una cosa; el avivamiento que siguió fue otra cosa. Los avivamientos en los días de los apóstoles estaban relacionados con milagros, pero no eran milagros.
Un avivamiento es el resultado del uso correcto de los medios apropiados. Los medios que Dios ha ordenado para la producción de un avivamiento, sin duda tienen una tendencia natural para producir un avivamiento. De lo contrario, Dios no los hubiera ordenado. Pero los medios no producirán un avivamiento, todos lo sabemos, sin la bendición de Dios. La semilla no producirá una cosecha, cuando se planta, sin la bendición de Dios. Es imposible que nosotros digamos que no hay una influencia o agencia directa de Dios para producir una cosecha, como no hay para producir avivamientos.
¿Cuáles son las leyes de la naturaleza según las cuales se supone que la semilla produce una cosecha? No son más que la manera organizada de las operaciones de Dios. En la Biblia, la palabra de Dios se compara con una semilla, y la predicación se compara con una semilla siendo sembrada, y los resultados se comparan con el brote y crecimiento de la siembra. Y el resultado es tan realista en un caso, como en el otro, y tan naturalmente conectado con la causa, o, más correctamente, un avivamiento es el resultado tan natural del uso de los medios apropiados como un cultivo es del uso de sus medios apropiados. Es cierto que la religión no pertenece propiamente a la categoría de causa y efecto; pero a pesar de que no es causado por los medios, sin embargo, tiene su ocasión (condiciones), y puede ser tan natural y ciertamente resultar de sus condiciones como un cultivo de su causa.
Deseo que esta idea quede impresa en todas sus mentes, ya que durante mucho tiempo ha prevalecido la idea de que promover la religión tiene algo muy característico en ella, que no debe ser juzgado por las reglas ordinarias de causa y efecto; en resumen, que no hay conexión de los medios con el resultado, y no existe una tendencia en los medios para producir el efecto. Debemos ver que ninguna doctrina es más peligrosa y absurda que ésta para el porvenir de la iglesia.
Supóngase que un hombre saliera a predicar esta doctrina entre agricultores sobre la siembra de granos. Que les diga que Dios es soberano, y que les dará una cosecha sólo cuando le place, y que estuviera equivocado que ellos cultiven, planten y trabajen esperando levantar una cosecha, robando el trabajo de las manos de Dios, interfiriendo con su soberanía, y que lo están haciendo por su propia fuerza, y que no hay conexión entre los medios y el resultado del que puedan depender. Y ahora, supongan que los agricultores deban creer tal doctrina. Pues, harían que el mundo se muriera de hambre.
Así tales resultados oprimirán a la iglesia que está siendo persuadida, de que promover la religión es de alguna manera un asunto misterioso de la soberanía, que no existe una conexión natural entre los medios y el fin. ¿Cuáles son los resultados? Pues bien, generación tras generación se ha ido al infierno. Sin duda millones han ido al infierno, mientras la iglesia ha estado soñando, y esperando que Dios los salve sin el uso de los medios. Ha sido el medio más exitoso del diablo para destruir almas. La conexión es clara en la religión como lo es cuando el agricultor siembra su grano.
Hay un hecho bajo el gobierno de Dios, digno de observación universal y de recordatorio eterno, y es que las cosas más útiles e importantes son más fáciles y obtenidas con seguridad por el uso de medios apropiados. Esto es evidentemente un principio en la administración Divina. De ahí, todas las necesidades de la vida se obtienen con gran certeza mediante el uso de los medios más simples. Los lujos son más difíciles de obtener; los medios para obtenerlos son más complicados y menos certeros en sus resultados. Este principio se mantiene vigente en el gobierno moral, y como las bendiciones espirituales son de suma importancia, debemos esperar que su logro esté conectado con gran certeza con el uso de los medios apropiados; y tales encontramos que son así, y plenamente creemos que estos hechos serán conocidos, se confirmará cuando los medios señalados hayan sido utilizados correctamente, y las bendiciones espirituales se obtendrán con mayor uniformidad que las temporales.

II. VOY A MOSTRAR LO QUE ES UN AVIVAMIENTO

1. Es la renovación del primer amor de los cristianos que resulta en el despertar y la conversión de los pecadores hacia Dios. En el sentido popular, un avivamiento en la comunidad es el despertar, vivificación y restauración de la iglesia apóstata y el despertar casi general de todas las clases, asegurando la atención de los pecadores a las exigencias de Dios. Un avivamiento presupone que la iglesia está hundida en un estado de apostasía, y un avivamiento consiste en que la iglesia se vuelve de su apostasía y avanza en la conversión de los pecadores.
2. Un avivamiento siempre incluye convicción del pecado por parte de la iglesia. Los cristianos apóstatas no pueden despertar y empezar de inmediato en el servicio a Dios sin examinar profundamente su corazón. Las fuentes de pecado necesitan romperse. En un verdadero avivamiento, los cristianos siempre son llevados a tales convicciones; ven sus pecados en una luz tal que con frecuencia creen que es imposible mantener una esperanza de que sean aceptados por Dios. No siempre se llega a ese punto, pero existe siempre, en un avivamiento genuino, profunda convicción de pecado, y casos frecuentes de abandono de toda esperanza.
3. Los cristianos apóstatas son llevados al arrepentimiento. Un avivamiento no es más que un nuevo comienzo de obediencia a Dios. Así como en el caso de un pecador convertido, el primer paso es un arrepentimiento profundo, un quebrantamiento de corazón, postrándose en el polvo ante Dios, con profunda humildad, y abandono del pecado.
4. Los cristianos tendrán su fe renovada. Mientras estén en un estado de apostasía estarán ciegos al estado de los pecadores. Sus corazones son tan duros como el mármol. Las verdades de la Biblia sólo aparecen como un sueño. Admiten que todo es verdad; su conciencia y su juicio lo aceptan; pero su fe no lo ve tan claramente, en todas las ardientes realidades de la eternidad. Pero cuando entran en un avivamiento, ya no ven más a los hombres como árboles que caminan, sino ven las cosas en esa luz fuerte que renovará el amor de Dios en sus corazones. Eso los llevará a la celosa labor de conducir a otros al Salvador. Sufrirán que otros no amen a Dios, cuando ellos lo aman tanto. Y con mucha sensibilidad se alistarán para persuadir a sus vecinos que le rindan su corazón. Entonces su amor por los hombres será renovado. Serán llenos de un amor tierno y ardiente por las almas. Tendrán un deseo vehemente por la salvación de todo el mundo. Estarán en agonía por los individuos a quienes quieren ver salvos: sus amigos, parientes, y enemigos. No solo los exhortarán a entregar sus corazones a Dios, sino que los llevarán a Dios en los brazos de la fe, y con gemidos fuertes y lágrimas buscarán a Dios para que tenga misericordia de ellos y salve sus almas del infierno.
5. Un avivamiento rompe el poder del mundo y del pecado sobre los cristianos. Los lleva a tal posición ventajosa que obtiene un impulso fresco hacia el cielo. Tienen una experiencia anticipada del cielo, y nuevos deseos por la unión con Dios, y se rompe el encanto del mundo y se vence el poder del pecado.
6. Cuando las iglesias son de ese modo despertadas y reformadas, seguirán la reforma y salvación de los pecadores, pasando por las mismas etapas de convicción, arrepentimiento y reforma. Sus corazones serán rotos y cambiados. Muy frecuentemente los perdidos más abandonados están entre esos sujetos. Las rameras, los borrachos y los ateos, y todo tipo de personajes marginados, son despertados y convertidos. Los más viles entre los seres humanos son sensibilizados y rescatados, convirtiéndose en ejemplos encantadores de la belleza de la santidad.

VOY A CONSIDERAR LAS AGENCIAS EMPLEADAS EN LLEVAR ADELANTE UN AVIVAMIENTO

Normalmente, hay tres agentes empleados en la obra de la conversión, y un instrumento. Los agentes son Dios, – Alguien que trae la verdad para influir en la mente y el pecador mismo.
El instrumento es la verdad. Siempre hay dos agentes, Dios y el pecador, empleados y activos en cada caso de conversión genuina.
1. La agencia de Dios es doble; por su providencia y por su Espíritu.
(1.) Por su gobierno providencial, él arregla de tal modo los eventos de modo que pongan en contacto la mente del pecador y la verdad. Lleva al pecador donde la verdad alcanza sus oídos y ojos. Es con frecuencia interesante descubrir la manera en que Dios organiza los eventos para que sucedan, y cuán seguido hace todo para favorecer un avivamiento. El estado del tiempo, de la salud pública, y otras circunstancias concuerdan para hacer que todo salga bien para favorecer la aplicación de la verdad con la mayor eficacia posible. ¡Cómo a veces envía a un ministro, justo cuando lo requieren! ¡Cómo saca una verdad en particular, en el momento preciso cuando el individuo está listo para ser alcanzado!
(2.) La agencia especial de Dios por su Espíritu Santo. El tener acceso directo a la mente, saber infinitamente bien toda la historia y estado del pecador, él utiliza esa verdad que mejor se adapta a su caso particular, y luego lo establece en el lugar que debe de estar, con poder Divino. Le da tal vivacidad, fortaleza y poder para que el pecador se atemorice, y arroje sus armas de rebelión, y se vuelva al Señor. Bajo esta influencia, la verdad quema y se abre paso como fuego. Hace que la verdad sobresalga en tales aspectos, que aplaste al hombre más orgulloso con el peso de una montaña. Si los hombres estuvieran dispuestos a obedecer a Dios, mediante la verdad que es dada con suficiente claridad en la Biblia, y de la predicación, podrían aprender todo lo necesario que ellos sepan. Pero debido a que están totalmente reacios a obedecerlo, Dios lo aclara ante sus mentes, y vierte un resplandor de luz convincente sobre sus almas, que no pueden resistir, y se someten a ella, obedecen a Dios y se salvan.
2. La agencia de los hombres es comúnmente empleada.
Los hombres no son simples instrumentos en las manos de Dios. La verdad es el instrumento. El predicador es un agente moral en la obra; actúa; no es un simple instrumento pasivo; es voluntario en la promoción de la conversión de los pecadores.
3. La agencia del pecador mismo.
La conversión de un pecador consiste en que él obedezca la verdad. Por lo tanto, es imposible que tenga lugar sin su agencia, ya que consiste en su derecho de actuar. Él está influenciado por la agencia de Dios y por la agencia de los hombres. Los hombres actúan sobre sus semejantes, no solo por el lenguaje, sino por sus miradas, sus lágrimas, su comportamiento diario.
Véase a ese hombre impenitente allí, que tiene una esposa piadosa. Su misma mirada, su ternura, su solemnidad, su dignidad compasiva, suavizada y moldeada a la imagen de Cristo son un sermón para él todo el tiempo. Tiene que distraer su mente, porque es un reproche tal para él. Siente el sermón que suena en sus oídos todo el día.
La humanidad está acostumbrada a leer las expresiones de sus semejantes. Los pecadores con frecuencia leen el estado de una mente cristiana en sus ojos. Si sus ojos están llenos de ligereza, o ansiedad y artimañas mundanas, los pecadores lo leen. Si están llenos del Espíritu de Dios, los pecadores lo leen; y a menudo son llevados a la convicción al apenas ver el rostro de los cristianos.
Un individuo una vez fue a una fábrica para ver la maquinaria. Su mente era solemne, ya que él había estado donde había un avivamiento. Las personas que trabajaban allí lo conocían de vista, y sabían quién era. Una joven que estaba en el trabajo lo vio y le susurró algo tonto a su compañera y se echó a reír. La persona se detuvo y la miró con un sentimiento de dolor. Se detuvo ella, su hilo se rompió, y estaba tan agitada que no pudo unirlo. Vio hacia afuera por la ventana para recomponerse y luego volvió a intentarlo; una y otra vez ella se esforzó por recuperar su autocontrol. Por fin se sentó, vencida por sus sentimientos. La persona entonces se acercó y habló con ella; ella pronto manifestó una profunda sensación de pecado. El sentimiento se extendió a través del establecimiento como el fuego, y en unas pocas horas casi todas las personas empleadas allí estaban bajo convicción, tanto que el propietario, aunque era un hombre mundano, se asombró y pidió que se detuviera la obra y oraran, pues dijo que era mucho más importante tener a la gente convertida que continuar el trabajo. En unos pocos días, el propietario y casi todas las personas empleadas en el establecimiento se convirtieron. La mirada de este individuo, su expresión solemne, su sentimiento compasivo, reprendió la ligereza de la joven, y la trajo bajo convicción de pecado; y siguió el avivamiento, probablemente en gran medida, de un incidente tan pequeño.
Si los mismos cristianos tienen un sentimiento profundo sobre el tema de religión, producirán sentimientos profundos donde sea que vayan. Y si son fríos, o livianos y frívolos, inevitablemente destruirán todo sentimiento profundo, incluso en pecadores despertados.
Conocí un caso de una mujer que estaba muy ansiosa, pero un día me dolió el enterarme que su sentido de convicción parecía haberse ido. Le pregunté qué había estado haciendo. Me dijo que había pasado la tarde en tal lugar, entre creyentes, sin pensar que su sentido de convicción se disiparía al pasar la tarde con ellos. Pero eran vanos y superficiales, y así su sentido de convicción se perdió. Y sin duda aquellos creyentes, por su locura, destruyeron un alma, pues ese sentido de reprensión no volvió.
A la iglesia se le demanda usar los medios para la conversión de los pecadores. No se puede decir propiamente que los pecadores usen los medios para su propia conversión. La iglesia usa los medios. Lo que hacen los pecadores es someterse a la verdad, o resistirla. Es un error que los pecadores piensen que están usando los medios para su propia conversión. Toda la corriente del avivamiento, y todo acerca de él, está diseñado para presentar la verdad a la mente para su obediencia o resistencia.

OBSERVACIONES
1. Los avivamientos anteriormente fueron considerados como milagros. Y así ha sido considerado por muchos incluso en nuestros días. Y otros tienen ideas sobre el tema tan absurdas y poco satisfactorias que si sólo pensaran un poco verían que es un disparate. Por mucho tiempo, la iglesia supuso que un avivamiento era un milagro, una intervención del poder Divino donde no tenía nada que ver el hombre, y que no había más responsabilidad en producirlo que la que había para producir un trueno, o tormenta de granizo, o un terremoto. Con los años los ministros generalmente supusieron que los avivamientos no debían ser promovidos, con el uso de medios diseñados y adaptados especialmente para ese objetivo. Incluso en Europa, se ha supuesto que los avivamientos venían como las lluvias, a veces en un pueblo, a veces en otro, como cuando cae sobre el pueblo vecino.
Se solía suponer que un avivamiento vendría sólo una vez cada quince años, y que todos los que Dios quería que se convirtieran se convertirían, y entonces debían esperar hasta que otra cosecha se diera en el escenario de la vida. Finalmente, el tiempo se acortó a cinco años, y supusieron que podía haber un avivamiento tan seguido como ése.
He escuchado un hecho en relación con uno de estos pastores, que suponía que los avivamientos sucederían una vez cada cinco años. Hubo un avivamiento en su congregación. Al año siguiente, hubo un avivamiento en un pueblo vecino, y fue allí a predicar, y permaneció varios días, hasta que su alma se involucró en el trabajo. Regresó a su casa el sábado y se dirigió a su estudio para prepararse para el día del Señor. Y su alma estaba en agonía. Pensó en cuántas personas adultas había en su congregación en enemistad con Dios, tantas almas aún no convertidas, tantas personas mueren cada año, una porción de ellas no convertidas, si el avivamiento no llega en cinco años, tantos padres de familia estarán en el infierno. Puso sus cálculos en papel, y los incorporó en su sermón, con su corazón sangrando ante la espantosa imagen. Tal como lo entendí, él no hizo esto con ninguna expectativa de un avivamiento, sino que sintió profundamente, y derramó su corazón a su gente. Y ese sermón despertó a cuarenta padres de familia, y siguió un avivamiento poderoso; y así su teoría sobre un avivamiento una vez cada cinco años se disipó.
Del mismo modo Dios ha desechado, generalmente, la teoría de que los avivamientos son milagros.
2. Las nociones erróneas sobre la soberanía de Dios han obstaculizado grandemente los avivamientos. Muchas personas han supuesto que la soberanía de Dios es algo muy diferente de lo que es. Ellos han supuesto que es una disposición tan arbitraria de los acontecimientos, y particularmente del don de su Espíritu, como excluyendo el empleo racional de los medios para promover un avivamiento. Pero no hay evidencia en la Biblia que Dios ejerce una soberanía como ésa. No hay hechos para probarla. Pero todo demuestra que Dios ha conectado los medios con el fin a través de todos los departamentos de su gobierno, en la naturaleza y en la gracia. No hay un evento natural en el que su propia agencia no se preocupe. No ha diseñado a su creación como una máquina vasta que vaya sin su cuidado subsiguiente. No se ha retirado él del universo para dejarlo funcionar por sí mismo. Esto es ateísmo puro. Él ejerce una dirección y control universales. Y sin embargo cada evento de la naturaleza ha sido llevado a cabo por medios. Tampoco él administra la providencia ni la gracia con ese tipo de soberanía que dispensa el uso de medios. No hay más soberanía en uno que en el otro.
Y sin embargo algunas personas están terriblemente consternadas por todos los esfuerzos directos para promover un avivamiento, y claman: «¿Estás tratando de levantar un avivamiento con tus propias fuerzas? Ten cuidado, estás interfiriendo con la soberanía de Dios. Mejor sigue en el curso normal, y que Dios dé un avivamiento cuando crea oportuno. Dios es un soberano, y está muy mal que intentes levantar un avivamiento sólo porque piensas que se necesita un avivamiento». Esta es precisamente la predicación que el diablo quiere. Y los hombres no pueden hacer el trabajo del diablo más eficazmente que predicando la soberanía de Dios, como una razón por la cual no debemos esforzarnos para producir un avivamiento.
3. Usted ve el error de aquellos que están empezando a pensar que la religión puede promoverse mejor en el mundo sin avivamientos, y que están dispuestos a renunciar a todos los esfuerzos para producir despertares religiosos. Debido a que en algunos casos surgen males debido a la gran excitación sobre el tema de la religión, ellos opinan que es mejor prescindir de ellos por completo. Esto no puede, y no debe ser así. Es cierto que existe el peligro de abusos. En los casos de grandes emociones religiosas y de cualquier otra índole, se pueden esperar males más o menos incidentales por supuesto. Pero esta no es una razón por la cual se los debe abandonar. Las mejores cosas están siempre expuestas a abusos. Muchos y grandes males se han originado en los gobiernos morales y providenciales de Dios. Pero estás perversiones y males previstos no fueron considerados una razón suficiente para renunciar. Pues el establecimiento de estos gobiernos fue en general lo mejor que pudo haberse hecho para la producción de la más grande cantidad de felicidad. De modo que, en los avivamientos de la religión, la experiencia demuestra que, en el estado actual del mundo, la religión no puede promoverse en gran medida sin avivamientos. Los males de los que a veces se quejan, cuando son reales, son incidentales y de poca importancia cuando se comparan con la cantidad de bien producido por los avivamientos. El sentimiento no debe ser admitido por la iglesia de que los avivamientos deban ser abandonados. Está lleno de todo lo que es peligroso para los intereses de la iglesia, es muerte a la causa de las misiones, y trae en su compañía la condenación del mundo.
FINALMENTE. Tengo una propuesta que hacerles a ustedes que están presentes. No he comenzado este curso de enseñanzas sobre avivamientos para levantar una teoría curiosa de mi propio tema. No perdería el tiempo y gastaría mis fuerzas meramente en darles instrucciones para gratificar su curiosidad y darles algo de qué hablar. No tengo la idea de predicar acerca de avivamientos. No es mi intención predicar para poder decir al final: «Entendemos todo sobre los avivamientos ahora», mientras no hacen nada.
Pero quisiera hacerles una pregunta: ¿Para qué escuchar sobre conferencias de avivamientos? ¿Quiere decir que cuando estén convencidos que su deber es promover un avivamiento van a ir a trabajar y practicarlo? ¿Seguirán las instrucciones que les di de la palabra de Dios y las pondrán en práctica en sus propias vidas? ¿Las transmitirán a sus familias, conocidos, vecinos y toda la ciudad? ¿O pasarán el tiempo aprendiendo sobre avivamientos sin hacer nada por ellos? Quiero, tan pronto como aprendan cualquier cosa sobre el tema de avivamientos que lo pongan en práctica, y salgan a trabajar y vean si no pueden promover un avivamiento entre pecadores aquí.
Si no van a hacer eso, quisiera que me lo dijeran desde el principio para que no gaste mis fuerzas. Deben decidir ahora si obedecerán el evangelio. Y no tenemos más autoridad para darles tiempo de deliberar si obedecerán a Dios que el que tenemos para dejar a los pecadores que lo hagan.
Les hacemos un llamado para que se unan ahora en un compromiso solemne con Dios, que cumplirán su deber tan rápido como aprendan lo que es, y oren que Dios derrame su Espíritu sobre esta iglesia y la ciudad en este tiempo.