12 diciembre, 2019

La Iglesia su Función y Propósito

La Iglesia su Función y Propósito

En esta enseñanza pretendo seguir el orden siguiente:

 

  • Identificar la «llave maestra» de la Biblia.
  • Explicar dos hechos presentados en la «llave maestra» de la Biblia.
  • Identificar una referencia Bíblica que explica el propósito de Dios para el mundo.
  • Usar un ejemplo natural cedido en la Escritura para ilustrar cómo Dios ve el mundo espiritualmente.

“Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, y les dijo: —Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:45-47).

La Biblia está compuesta por 66 libros separados. Cada libro en la Biblia contiene un versículo llave. Se le llama “llave” porque funciona como una llave en el mundo natural.

Así como una llave abre una puerta, un versículo llave abre la puerta para entender el tema y contenido de un libro particular de la Biblia.

La Biblia en su conjunto también tiene una llave maestra, un pasaje especial que abre el significado a toda la Palabra de Dios.

Esta llave maestra nos permite entender el tema y contenido de la Biblia entera.

Nos permite que veamos el mundo como Dios lo ve. Aquí está la llave maestra de la Biblia:

“Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, y les dijo: –Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:45-47).

Note las palabras «Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras.»

Esto significa que Jesús estaba dando una «llave maestra» a Sus discípulos, mostrándoles dos hechos básicos que los ayudaría a entender toda la Palabra de Dios.

Si usted no entiende estos dos hechos, usted no entenderá la Palabra de Dios de verdad. Aquí están las llaves:

PRIMERO: “Fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos”.

Esto significa que era necesario que Él sufriese y muriera en la cruz para reconciliar al hombre pecador con un Dios justo. Ésta es la verdad central detrás del mensaje de la Biblia entera.

Dios dijo que las penalidades del pecado eran la muerte física, espiritual, y eterna:

“Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás» (Génesis 2:17).

“Porque la paga del pecado es muerte;…(Romanos 6:23).

Jesucristo se hizo hombre y entró en el mundo para morir en lugar de la humanidad pecadora:

“Porque como por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19).

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Cuando Dios mira el mundo, Él ve la humanidad pecadora en necesidad de un Salvador:

“Porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

A través de la fe en Jesús y del arrepentimiento del pecado, el hombre puede reconciliarse con Dios.

SEGUNDO: y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones”.

La segunda parte de la llave maestra de la Escritura es que debemos predicar el arrepentimiento y la remisión de pecados en Su nombre en todas las naciones.

Esto significa que los creyentes tienen una responsabilidad importante:

“Si yo digo al impío: ‘¡Morirás irremisiblemente!’, y tú no le adviertes ni le hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su pecado; pero yo demandaré su sangre de tu mano. Pero si tú le adviertes al impío y él no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, él morirá por su pecado, pero tú habrás librado tu vida” (Ezequiel 3:18-19).

Aunque Jesús murió por toda la humanidad, nosotros no nos salvamos automáticamente del pecado.

Cada persona tiene una libre voluntad y debe decidir si o no se arrepentirá [se apartará del pecado] y aceptará a Jesús como Salvador.

Para creer en Jesús y recibir el perdón de pecados, las personas primero deben venir a conocer sobre Él:

“Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:13-14).

Predicar el arrepentimiento y remisión de pecados se llama evangelizar o extender el Evangelio.

La evangelización del mundo era un tema constante en la conversación de Jesús con Sus seguidores después de Su resurrección de los muertos.

(Mire Juan 20:21; Mateo 28:18-20; Marcos 16:15; Lucas 24:44-48.)

21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese,y resucitase de los muertos al tercer día;47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.48 Y vosotros sois testigos de estas cosas.

Cuando usted está hablando con alguien por última vez, usted tiende a discutir lo que es más importante.

Las palabras finales de Jesús antes de volver al Cielo involucraron la evangelización:

“Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

De la llave maestra de la Biblia, nosotros aprendemos cómo Dios ve el Mundo.

Él no mira el mundo por lo que se refiere a los límites políticos, gobiernos, o culturas.

Él ve a las personas pecadoras que necesitan reconciliarse con Él a través de Jesucristo.

Él ve un mundo entero que necesita ser evangelizado.

Dios ve el mundo con un propósito divino en la mente.

Es un propósito y un plan para el mundo que Él estableció antes del principio del tiempo:

“Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Cristo, a manera de plan para el cumplimiento de los tiempos: que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra” (Efesios 1:9-10).

Conforme al propósito eterno que realizó en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Efesios 3:11).

El propósito eterno de Dios es reconciliar a todas las personas con Él a través de Jesucristo.

A través de Su Palabra escrita, Él nos ha revelado a nosotros este propósito que durante muchos años era un misterio.

UNA ILUSTRACIÓN NATURAL DE CÓMO DIOS VE EL MUNDO

En la Biblia, Dios usa a menudo ejemplos naturales para enseñar verdades espirituales.

Algo natural es alguna cosa que nosotros podemos observar con nuestros sentidos.

Nosotros podemos ver, oír, o tocar. Lo que es espiritual sólo puede observarse con los sentidos espirituales.

Así para enseñar una verdad espiritual con la cual nosotros no estamos familiarizados, Dios usa una verdad natural con la cual nosotros estamos familiarizados.

En la Biblia hay un ejemplo natural que ilustra cómo Dios ve el mundo. Jesús dijo a Sus discípulos:

“¿No decís vosotros: Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega»? He aquí os digo: ¡Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están blancos para la siega!” (Juan 4:35).

Jesús no estaba hablando de la cosecha natural en los campos ante ellos en el momento que Él habló estas palabras. Él estaba hablando de una cosecha espiritual. Jesús usó el ejemplo de la cosecha natural para dar una visión espiritual del mundo a Sus seguidores.

En otra ocasión, Jesús declaró claramente:

  “El campo es el mundo…”  (Mateo 13:38).

África, Asia, Australia, América del Norte, América del Sur, Europa, las islas del mar. Todos éstos son vistos por Dios como un gran campo de cosecha.

Mientras Dios mira el campo de cosecha del mundo, Él también ve una gran necesidad:

«… la mies es mucha, pero los obreros son pocos” (Mateo 9:37).

Dios ve una gran cosecha espiritual pronta para ser recogida. Pero hay pocos obreros en el trabajo.

¿Ahora que sabemos la función de la Iglesia, cómo lo vamos a hacer?

Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros. Filipenses 4:9

Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 2 Timoteo 2:2

Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.

Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron. Mateo 4:19-20

Yo soy el camino Juan 14:6

Seguir las pisadas de Jesús, tal como se describen en los Evangelios.

debemos descubrir la razón que lo indujo a llevar a cabo su misión en la forma en que lo hizo.

Cristo; ejemplo perfecto.

Tenía puesta la mirada en el día en que su reino aparecería con toda su gloria y poder.

Para Jesús todo era evangelización mundial.

Esta fue su visión gobernante de su conducta, Fue la norma de todos sus pasos.

Ni un momento perdió Jesús de vista su meta.

Se dedicó a los negocios de su Padre.

Vivió, murió, y resucitó según lo previsto.

Al igual que un general planea el curso de la batalla, el Hijo de Dios hizo planes para triunfar.

Calculó todas las alternativas y los factores variables, después de lo cual concibió un plan que no fallaría.

“Escogió a doce de ellos” Lucas 6: 13

No se preocupó por programas con los cuales llegar a las multitudes, sino por hombres a quienes las multitudes habrían de seguir después.

Jesús comenzó a reunir a estos hombres aún antes de organizar una cruzada de evangelización o de siquiera predicar un sermón en público.

Los hombres constituirían su método para ganar al mundo para Dios.

Hombres ansiosos de aprender.

Lo más revelador acerca de estos hombres es que al principio no nos causan la impresión de que fueran hombres clave.

Ninguno de ellos ocupaba un lugar prominente en la sinagoga, ni pertenecía alguno de ellos al sacerdocio levítico

En su mayoría eran trabajadores comunes, que probablemente no tenían preparación profesional que no fuera los rudimentos de conocimientos necesarios para su vocación.

Quizá unos pocos procedían de familia de ciertos recursos, No tenían títulos académicos en las artes y la filosofía de la época.

Eran hombres honrados, dispuestos a confesar su necesidad.

Sus modales quizás fueran toscos y sus capacidades limitadas; Sin embargo, Jesús puede servirse de todo el que desea ponerse a su servicio.

Es evidente pues, no sólo la necesidad de seleccionar a unos pocos hombres, sino también la de mantener al grupo lo suficientemente reducido como para poder trabajar con ellos eficazmente.

Jesús llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles (Lc. 6: 13­-17)

Esto no quiere decir que la decisión de Jesús de tener doce apóstoles excluyera que otros lo siguieran. Los setenta (Lc. 10:1).

La misma norma se podría aplicar a la inversa, porque dentro del grupo, Pedro, Santiago y Juan parecieron disfrutar de una relación más especial con el Maestro que los otros nueve.

(Mar. 5:37 Jairo); (Mar. 9:2 Transfiguración); (Mar 14:33 oración en el Getsemaní)

37 Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.

Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

Esto nos muestra que Jesús tuvo una forma premeditada de dedicar su vida a los que quería preparar.

También ilustra en forma gráfica un principio fundamental de la enseñanza: que, cuando menor es el tamaño del grupo al que se le enseña, tanto mayor es la oportunidad para impartir una instrucción eficaz.

Jesús dedicó la mejor parte de su vida que le quedaba en la tierra a estos pocos discípulos.

Literalmente consagró todo su ministerio a ellos.

Por esto oró no “por el mundo” sino por los seleccionados que Dios le dio (Jn 17:6,9).

De la fidelidad de ellos dependía todo, si es que el mundo habría de creer en él “por la palabra de ellos” (Jn 17:20).

No descuido al pueblo.

Predicó sin cesar a las multitudes que seguían su ministerio milagroso.

Les enseño. Los alimentó cuando tuvieron hambre.

Curó a los enfermos y echó de ellos a los demonios, Bendijo a los niños.

En todas las formas posibles, Jesús mostró una preocupación sincera por las multitudes.

Los amaba, lloró por ellos, y por fin murió para salvarlos del pecado.

Nadie debería pensar que Jesús desatendió la evangelización de las masas.

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