La Verdad y La Oración

Hay dos tipos de requisitos que son indispensables para promover un avivamiento: uno para influir en los hombres, el otro para influir en Dios. La verdad es empleada para influir en los hombres; y oración es utilizada para mover a Dios. Cuando hablo de mover a Dios, no quiero decir que la mente de Dios sea cambiada por la oración o que su disposición o carácter es cambiado por la oración, sino que la oración produce un cambio tan grande en nosotros que hace a Dios ser consecuente cuando de otro modo no lo sería.  Cuando un pecador se arrepiente, su cambio de vida hace favorable el perdón de Dios. Dios siempre ha estado listo para perdonar bajo esa condición, razón por la cual cuando el pecador cambia su manera de sentir y se arrepiente, no necesita que Dios cambie su manera de sentir. Es el arrepentimiento del pecador lo que permite su perdón y presenta la ocasión para que Dios actúe. Entonces cuando los cristianos ofrecen una oración efectiva, el sentimiento de ese momento les permite recibir la respuesta de Dios. Él nunca se niega a dar su bendición, siempre que haya arrepentimiento y ofrezcan la oración correcta.

La verdad por sí sola no tendrá efecto sin el Espíritu de Dios, y el Espíritu se da en respuesta a la oración.

A veces los más comprometidos con el uso de la verdad no son los más comprometidos en la oración. Esto siempre es muy triste. Porque si los fieles no tienen el espíritu de oración (o a menos que alguien más lo tenga), la verdad por sí sola no hará más que endurecer a los no arrepentidos.

Es probable que día del juicio se descubra que nada se hace a través de la verdad, siempre usada con tanto celo, si no hay un espíritu de oración relacionado con esa verdad. Otros yerran en la dirección opuesta. No porque enfatizan demasiado la oración, sino que ignoran el hecho de que la oración ofrecida por sí misma, incluso cuando se la realice todo el tiempo, no conduce a nada. Los pecadores no se convierten solo por contacto directo del Espíritu Santo, sino por la verdad empleada como medio. Esperar la conversión de los pecadores simplemente por la oración, sin el uso de la verdad, es tentar a Dios.

Oh Dios, envía tu Espíritu Santo a mi vida, para que yo sea transformado; y me ajuste a tu voluntad. Convénceme de la verdad a través de las buenas noticias de tu hijo. Concédeme la fuerza de un verdadero amor por los pecadores, para que yo pueda mantenerlos en mis oraciones y compartir la verdad con todos ellos. Amén